Mi vecino bajó a buscar el secador de pelo. Cuando se lo dí, lo miró raro. Yo ya había avisado que estaba roto. Quien avisa no es traidor.
Volví a la terraza (a todo esto mi atuendo se componía de pantalón corto y top sujetador), y efectivamente, el muchacho lo estaba usando. El ruido de mi secador era muy característico.
Mi amiga y yo seguimos de chachara. Al rato el muchacho me devolvió el secador.
Le pregunté si le había ido bien y me dijo que todavía no lo sabía, pero que la tecla 0 no funcionaba.
Lo dejaré en un vaso con arroz- dijo
Y entonces...
Empezó la historia.
Al día siguiente, abrí el buzón de casa para ver la correspondencia y tenía una nota de papel.
Era del muchacho, Iván, averigüé su nombre (en el buzón), pues no era bonito que él supiera como me llamaba y yo no como se llamaba él.
Era una nota de agradecimiento. Me hizo mucha gracia que fuera tan atento y me diera las gracias, no todo el mundo lo haría, otras personas quizás se limitarían a saludarme por la comunidad y punto. Pero él me lo agradeció y yo, agradecí que lo agradeciera.
Escribí una nota y se la dejé en el buzón.
Él me contestó la nota. Y estuvimos escribiéndonos toda la semana.
Os diré que cada día era más emocionante abrir el buzón y cada día, me hacía más ilusión recibir sus notas.
Finalmente, en su última nota, me dejó escrito su número de teléfono. Al lunes siguiente había reunión de comunidad y decidimos vernos allí. Terreno neutral.
En la reunión lo estuve observando minuciosamente. Era un chico esbelto, alto, moreno de pelo, piel muy blanquita, ojos claros. El tipo de chico que físicamente me gustaba, delgado pero fibrado. Se notaba que era deportista y aunque quizás no era un bellezón a mi me resultó atractivo. Además tuvo el detalle de estar en la reunión sin necesidad, pues él no era propietario.
Cuando finalizó la reunión yo había quedado con una amiga y le dije que se viniera. Él asintió. Fuimos al bar Alhambra, está en mi calle y suelo reunirme con algunas amigas allí.
Estuvimos un rato en el bar, nos estuvimos observando, pasó el rato y volvimos hacia casa.
Decidimos quedar para vernos al día siguiente.
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Pero pasamos una bonita tarde y decidí que Iván me gustaba. Era... Todo lo contrario o, más bien, bastante distinto en algunos aspectos a los chicos con los que había salido previamente. En lugar de disgustarme, eso me gustó y mucho.
Iván no fumaba, no bebía, hacía ciclismo de carretera, tenía un carácter atento, respetuoso, caballeroso, No se... Me gustaba.
Iván no fumaba, no bebía, hacía ciclismo de carretera, tenía un carácter atento, respetuoso, caballeroso, No se... Me gustaba.
A la vuelta estaba mucho más suelta, ya no parecía una garrapata y, como me dijo posteriormente, como ya no le apretaba el pecho, él pudo respirar mejor.