Cuando fui a vivir al piso tenía vecinos tanto arriba como abajo. Un día pensé "arriba podría vivir un chico apañao y así montarme un duplex".
El destino es muy caprichoso y si... Los vecinos de arriba se fueron y vino otro inquilino, pero estuve meses sin verle. No tenía mucho interés en relacionarme con mis vecinos. Yo iba a trabajar, a tomar algo con los amigos, a ver mi familia, solo hablaba con los vecinos de abajo, pero no me relacionaba con nadie más de mi bloque. De hecho, ni los conocía.
Recuerdo un día en invierno...
Soy muy friolera y bajaba las persianas y ponía la calefacción para conservar el calor. Llamaron al timbre, era un chico que me dijo que se le había caído un calcetín a mi terraza días antes y que nunca me encontraba en casa.
Fui con desgana a la terraza, ese chico, haría que se enfriara mi fortaleza. Y allí estaba, un calcetín, más tieso que una mojama. Lo cogí y se lo di, recuerdo su cara de perplejidad al ver el estado del calcetín. Pero no dijo nada y se fue.
Seguí mi vida con total normalidad, sin volver a ver al muchacho.
Un día, sería Junio o Julio. Estaba esperando a mi prima en el portal de casa, vi a una chica que estudiaba conmigo, iba con un chico que me resultaba familiar. Pensé éste chico te suena, éste chico te suena...¿quién es?
A medida que se fueron acercando al portal, recordé que era el chico del calcetín.
Hablé un momento con la chica que me dijo que iban a casa de él.
Bromeé y le dije
-"¿Vas a ser mi vecina?"
Y me dijo
-"No, no, sólo somos amigos"
Pensé que el mundo era un pañuelo, ya era casualidad. Pero como me dijo que no eran pareja, la curiosidad cesó de inmediato. Apareció mi prima y me fui.
Como ya hacía buen tiempo, salía a la terraza a comer o a tomar el sol. Un día estaba comiendo mientras veía una serie en el ordenador y vi en el balcón de arriba, salir una persona corriendo y tumbarse al suelo.
Pensé que le daba vergüenza que lo viera tomando el sol y no le di más importancia.
Para entonces, fui a la boda de una de mis mejores amigas en Galicia y os podría decir que esos días, fueron mis últimos días de grandes juergas. Fue en Agosto del 2010.
En Septiembre del 2010, para ser exactos, el día 12. Había quedado con una de mis mejores amigas para ir a la playa. Pero nos dió pereza y le dije si le apetecía venir a tomar el sol a mi terraza.
Estuvimos horas en mi terraza, hablando de la vida y del tema estrella en las tardes de chicas (los hombres). Y cuando estábamos más tranquilas escuché:
- Marta
Giré mi cabeza y era mi vecino, me quedé noqueada, yo ni siquiera sabía como se llamaba...
- ¿Tienes un secador de pelo?
Me quedé pensando. Yo tenía el pelo corto, por lo que rara vez utilizaba secador de pelo. Sólo tenía uno de viaje y estaba roto, bueno, funcionaba, pero hacía un sonido muy raro, como si fuera a explotar. Y pensé que si era para una chica no le iba a servir. Así que le pregunté:
- ¿Es para ti?
Me miró extrañado y se señaló el pelo.
- No, es que se me ha caído el movil en el agua y quiero ver si lo puedo secar.
Le contesté que si, que tenía uno, pero que no iba muy bien.
Bajó a buscarlo.