martes, 16 de junio de 2015

Nuestra boda

Para los que ya os habéis casado y fue un día feliz, ¿qué os voy a explicar que no sepáis?

Es un día lleno de emoción, desde la noche anterior cuando te acuestas, hasta al final del día propiamente dicho. Me fui a dormir a casa de mis padres e Iván se quedó en nuestro piso. En mi dormitorio (en casa de mis padres), tenía colgado el vestido. No podía creer que fuera verdad. ¡Era mi vestido! Para mi sorpresa, dormí toda la noche.

En la espalda llevaba una "bijou" de Ines de Castilho


Me desperté con mucha energía. Un desayuno rápido y a la peluquería. 
Nos peinaron y maquillaron, a mi madre, mi mejor amiga (que es como una hermana) y a mi. 
Volvimos a casa de mis padres, me vestí ¡qué complicado ponerse un vestido de novia! Que si los corchetes, que si las mil capas... Menos mal que tenía a mi madre y mi cuñada allí para ayudarme.







Mi sobrino Joan, era mi padrino. Me leyó una poesía muy hermosa y me dio el ramo. El cual, previamente, yo misma había encargado en la web de Blanca Blanco. Era un ramo de peonías de tela blancas con broches, quería tener un ramo que durara para siempre y un ramo de tela cumplía esa misión.




Fuimos hacía el restaurante.
Teníamos un poco de miedo, pues una boda el 1 de Diciembre, podría ser un desastre por las condiciones climatológicas. Si la noche anterior hubiera llovido, podría haber barro, también  podría haber nevado…Eso dejaría un paisaje de cuento, pero lo complicaría todo.
Tuvimos suerte y hacía buen día. Mucho sol y muchísimo frío, pero un día precioso.
Al llegar al Restaurante, todo estaba muy bonito. Entré a la carpa del brazo de mi padre. Ir del brazo de mi padre, hacia ese momento, fue emocionante, sentía a mi padre, agarrándome fuerte, protector. Y si hicimos el pasillo rápido fue porqué al salir del coche, el frío nos congeló las ideas.

Vi a Iván al final del pasillo, allí esperando. Estaba muy guapo, muy elegante, al menos para mi.  Él llevaba un traje que había escogido con su madre, pero nadie más lo había visto previamente. Él quería que fuera una sorpresa, como el vestido de la novia. Lo único que sabía del traje es que era de la empresa Protocolo y porqué el hermano de mi amiga antes nombrada, trabajaba para ellos, diseñando las tiendas (si no recuerdo mal).
Llegamos a la altura de Iván y allí me quedé hasta que el alcalde nos dijo que nos sentáramos.

Empezó la ceremonia civil.

Una vez allí sentada, nos dimos cuenta de algo muy importante: mi hermano, que era el testigo y sus hijos, portadores de los anillos… ¡NO HABÍAN LLEGADO! Llegaron corriendo, mientras Iván hacía un discursito para hacer tiempo. Se habían perdido, cosa curiosa, pues mi hermano que era el pastelero, había llevado el pastel esa misma mañana al restaurante. Pero bueno, pequeño detalle que se solucionó rápido.

La ceremonia fue sencilla y bonita, hubo gente que me preguntó si había sido un paripé, es decir, si realmente nos casamos ese día o nos casamos días antes. Nosotros nos casamos ese día, delante de todo el mundo, fue una de las cosas que me gustó del restaurante: ERA REAL. Había otros restaurantes que te hacían una ceremonia falsa con actores. No fue nuestro caso, a nosotros nos casó el alcalde, es la ventaja de casarse en un pueblo pequeño.

Finalizada la ceremonia, se inició la sesión de fotos para nosotros y el vermut- pica pica- picoteo (o como queráis llamarlo) para los invitados y posteriormente, la comida.

No se si la gente lo pasó muy bien o no. La gente siempre dice que lo pasa bien, aunque a veces no es cierto. Pero nosotros intentamos hacer una boda entretenida y simpática.
Nuestros amigos hicieron lo propio por nosotros también. Nos hicieron bailes, incluso, gente que casi no se conocía, se puso en contacto, para idear un baile todos juntos. Fue muy divertido.


El pastel de mi hermano… espectacular y buenísimo. Mi hermano tiene una pastelería en Rubí, DIC BO. Hace pasteles y caterings para empresas, había sido profesor del Gremio de Panaderos de Barcelona y no es por alardear, pero es realmente bueno. Iván y yo no teníamos ninguna duda, celebráramos donde celebráramos la boda, el pastel nos lo haría él.


Y el baile, lo que suele ser un baile… te diviertes o no, en función de tu cansancio, si te gusta la música... Lo abrimos los novios y se añadió quien quiso.
Lo que si faltó, fue el baile con los padres. Les hicimos detalles, tuvieron su momento con nosotros, pero no se, todos los nervios, toda la emoción, no se como… no acabé bailando con mi padre… pero yo lo amo igual y ¡él lo sabe! 

Llegamos a casa… No fuimos a ningún hotel, ni nada. Queríamos estar en nuestra casa. Él me cogió en brazos y me entró por la puerta. Nos quitamos la ropa y fui incapaz de quitarme todas las cientos de horquillas del pelo, algunas quedaron en mi cabeza y me las quité al día siguiente… solo quería dormir… vamos… ¡una noche de bodas de lo más excitante! ¡Estuvimos durmiendo!

Así empezó nuestra luna de miel… Atípica, como todo en nosotros, pero luna de miel al fin y al cabo.