domingo, 4 de octubre de 2015

Luna de Miel atípica. 5ª y última parte. Álava y Zaragoza

Al día siguiente de ver el parque nos fuimos dirección al País Vasco.

Hasta entonces habíamos tenido muy buen tiempo durante todo el viaje. Hacía frío, aunque con días muy soleados y tranquilos. Pero llegamos a Álava y el tiempo cambió... Empezó a llover, por lo que no pudimos disfrutar del lugar como se merece. Llegamos por la tarde, estaba anocheciendo y con la lluvia no pudimos entretenernos mucho.

Por lo que pronto nos dirigimos hacía Los Arcos de Quejana, el cual era el hotel que habíamos elegido para pasar la noche. Un caserío precioso que mezcla la modernidad con un entorno rural inigualable.


Hicimos una cena rápida en el bar del hotel y enseguida fuimos a la habitación. Iván se quedó frito rápidamente y como en la tele ponían "V de Vendetta", la estuve viendo. Hasta que también me quedé dormida.

Nos despertamos y desayunamos rápidamente. Teníamos intención de ir al Museo de Santxotena. En el Taller- Museo de Xabier Santxotena se pueden encontrar esculturas del artista, basadas en la naturaleza, así como contenidos audiovisuales. En esos días (Diciembre) se ubicaba una recogida de pesebres del mundo y eso era lo queríamos ver, básicamente. Pasamos casi toda la mañana en el museo.

Más tarde nos dirigimos hacía Orduña. Se acababan los días, el tiempo se nos echaba encima, por lo que solo pudimos comer y ver el casco antiguo del municipio.

Marchamos del lugar, dirección Zaragoza, nuestra última parada antes de volver a  casa. En Zaragoza íbamos a ver a mi gran amiga Asun y pasar un día allí. 
Era nuestra última noche, decidimos pasarla en una suite (igual que la primera). Nuestro hotel elegido fue Silken Zentro Zaragoza, el cual está en el centro, como bien indica, de la ciudad. Estuvimos disfrutando en nuestra suite, la cual es más grande que nuestro piso.






Y posteriormente nos fuimos a cenar. Como curiosamente una de mis mejores amigas de Barcelona, Emma, tenía que arbitrar en Zaragoza aprovechó para quedar con Asun. Nosotros como llegamos improviso y sin avisar, ellos habían reservado en un restaurante y no cabíamos todos, por lo que Iván y yo nos fuimos a cenar tapas por "El Royo". Y sin problema. 



Y como podéis ver, nuestras tapitas eran muy apetecibles...



Y a dormir. A la mañana siguiente disfrutamos del buffet del hotel como unos enanos.


                                                                                       
Pasamos el día con Asun, paseando, poniéndonos al día. Por la tarde subimos a nuestro coche y ale... ¡Pa casa!


Fueron unos días bonitos, los cuales nos sirvieron para desconectar del infierno que llevábamos dos meses viviendo. Conseguimos que Iván ganara peso y que ninguno de los dos pensara tanto en lo que nos esperaba al volver a la vida normal.

Espero que os haya gustado mi pequeño diario de viaje.




jueves, 23 de julio de 2015

Luna de Miel atípica. 4a parte. El Parque del Cabárceno

Al día siguiente ya me sentía bien y me desperté con ganas de ver el Parque de la Naturaleza del Cabárceno.

El Parque es un terreno de 750 hectáreas, en el cual los animales viven en una libertad relativa. Relativa porqué no pueden salir del parque, eso si, la mano del hombre interviene bastante poco. Los cuidadores proporcionan comida y cuidados, pero la vida de los animales es lo más "natural" posible. De hecho, creo recordar que hace poco tuvieron bastantes problemas con los tigres de bengala porqué uno de ellos mató a otro y las tigresas tienen trifulcas a menudo. Y es que los tigres son animales bastante territoriales, solitarios... Y aunque estos problemas disminuyen si se crían juntos desde que nacen, siguen teniendo confrontaciones...

En la entrada del Parque

El parque está pensado para ir en coche, hay unas carreteras que lo recorren entero. Puedes bajar del coche en puntos recomendados, pero hay otros puntos del parque en los que está completamente prohibido.



 Como era Diciembre hubo algunos animales que no se dejaron ver, además otros tienen bastante territorio por lo que a veces era un poco complicado verlos. La ventaja de ir en invierno es que casi no había visitantes y estuvimos muuuy tranquilos. 

Una cebra
No le caímos bien, cuando nos vio se puso a chillar



Está todo muy cuidado, los animales no parece que estén en malas condiciones y existen más de 100 especies distintas, no tuvimos tiempo de aburrirnos.

Ese día los lobos no estaban muy sociables
El día pasa muy rápido, pero no hay problema dentro del parque hay un restaurante en el que puedes comer.
El león estaba muy tranquilo en su territorio, junto a sus leonas

 Otra de las cosas del parque es que tiene unas vistas impresionantes, con tanto terreno no es tarea difícil...


 No tengo ninguna foto de los reptiles, pues no son mis animales favoritos...

Pero las jirafas si que me gustan


 Iván hizo amigos...




 Y yo también...

Era el gorila más grande
Éste, aunque parecía el líder, era muy tranquilo, había otro que no hacía más que tirar cacas y hacerle cabrear. La verdad es que la zona de los gorilas fue en la que pasamos más rato, te puedes tirar horas observándolos. 
Bueno, el gorila se hizo amigo de los dos... 

Quizás los gorilas son los animales que me pareció tenían menos espacio y estaban más encerrados. Aunque supongo que debe ser para evitar escapadas y que aparezcan en el pueblo... 

Sólo por las cantidad de fotos que he incluido, creo que el Parque del Cabárceno también merece una entrada para él solo.






miércoles, 15 de julio de 2015

Luna de Miel atípica. Tercera parte


Después de haber tenido que hacer unos cambios en el diseño del blog, prosigo con la historia de nuestra Luna de Miel...

Dejamos Taramundi con la intención de ir a Cangas de Onís. De camino, nos entretuvimos en El Mirador del Fitu. El Mirador en si se encuentra a unos 1100 metros del nivel del mar y desde él se puede observar un magnífico paisaje, desde el mar a las montañas y sus parques naturales. Una gozada para los sentidos, se estaba tan a gustito que nos quedamos un rato bien largo.



Comimos en un restaurante camino de Cangas, del cual no recuerdo el nombre (no debió impresionarme mucho) seguimos en dirección a los Lagos de Covadonga. Éstos forman parte del Parque Nacional de Los Picos de Europa.
Si algo me gusta de todo el viaje es que pudimos ver algunos de los lugares más hermosos de la península. Desde luego, los Lagos es uno de esos sitios que vale la pena ver. Al estar todo nevado nos limitó un poquito el movimiento, pero desde mi punto de vista, eso le dio más belleza.


El lugar es digno de admirar y disfrutar... Y eso hicimos.




A la vuelta, paramos en el Santuario y por supuesto fuimos a ver la Santa Cueva. Subes una larga escalera y llegas a ella. Posteriormente, estuvimos paseando por la Casa de Ejercicios, lugar en el cual uno se puede hospedar como en Montserrat y pasar unos días de reflexión, pero nosotros preferimos ir a un hotel.
Nos alojamos en el hotel Nochendi. Un hotel pequeñito, muy cerca del río Sella, es un hotel joven en el que pudimos pasar una noche bien tranquila y relajada. Pero previamente, fuimos a cenar... como no. Escogimos para cenar la Sidrería Los Arcos y escogimos bien. Por mi parte, cené poquito, no tenía mucha hambre, ¡pero Iván lo pasó pipa!



A la mañana siguiente nos levantamos con mucha energía para ir a Fuente Dé, desde allí cogeríamos el teleférico para subir a Los Picos de Europa. Debo decir que yo no estaba muy convencida... Tengo vértigo, pero me armé de valor y subí... ¿Qué os puedo decir? Pues que lo pasé fatal, tampoco es una gran subida comparado con otros teleféricos, pero para mi... suficiente... Mi cara, revela mi estado:

Como podéis ver estaba sentada y agarrada a las paredes de la cabina

Una vez arriba... ¿El paisaje era bonito? Si, precioso. ¿Lo disfruté? Ni una mijina. Recuerdo estar allí arriba, asomada a la baranda, deseando bajar. Tengo tendencia a ver los peligros fácilmente. Allí veía millones de peligros. El paisaje era impresionante, eso no lo voy a negar nunca, pero no veía el momento de irme de allí. Iván tuvo la experiencia contraria, le encantó e hizo mil fotos.



Mientras bajábamos por el teleférico, estaba tan ilusionada por irme que, entonces disfruté del paisaje. De hecho, os podría decir que mientras iba descendiendo no sentí vértigo... Como es la mente humana...

Subimos al coche dirección Cantabria. Queríamos llegar hasta el Parque del Cabarceno. Paramos en Unquera a comer y a comprar Corbatas (dulce típico). Llegamos por la tarde, nos alojamos en el mismo parque, pero para mi el día había terminado. El teleférico me había revuelto tanto el estómago que sólo llegar tuve que ir corriendo a vomitar. Se me había alterado todo el cuerpo. 

Salimos a cenar, no quería que Iván se quedara sin cenar por mi culpa. Así que fuimos a cenar a Mesón Casa Genio, si hubiera tenido la barriga mejor lo habría disfrutado enormemente, pues la comida era magnífica, pero yo no estaba para muchas fiestas.

Cenamos y la cama. Mañana sería otro día.


Cené una sopita

jueves, 9 de julio de 2015

Luna de Miel atípica. Segunda parte: Taramundi

Íbamos dirección norte, nuestro objetivo era Taramundi, un pueblo de cuento ubicado en Asturias. Y como estamos un poco locos hicimos todo el trayecto en un solo día.
Tardamos más de 12 horas en llegar, haciendo paradas cortas, excepto a la hora de comer: paramos en Toledo y estuvimos disfrutando de la gastronomía del lugar.

Las últimas dos horas fueron terribles, mi espalda no podía más, nuestro coche se estaba portando como un campeón, pero no es un coche tan cómodo como para realizar trayectos tan largos... No sabíamos exactamente cuanto rato nos faltaba por llegar y por poco nos quedamos a dormir en cualquier hotel de carretera. Pero llegamos al pueblo y en seguida cambio nuestro ánimo.




Era de noche, no teníamos previsto donde alojarnos, teníamos hambre, sueño... de todo... Pero la ventaja es que Taramundi es pequeñito, por lo que tiene pocos hoteles. Rápidamente nos decidimos por uno de ellos y os debo decir que es la mejor elección que pudimos hacer, el Hotel Taramundi.

Todo el viaje fue bonito e inolvidable, pero Taramundi tiene una magia especial y aunque solo pasamos dos días en la zona, los disfrutamos enormemente.

Al llegar al hotel, nos acogieron como si fuéramos de la familia, nos acomodaron en la habitación. Incluso nos dieron una llave de la puerta de atrás para que pudiéramos entrar y salir del hotel a nuestro antojo. Y aunque era muy tarde, la dueña se inventó una cena para que pudiéramos comer.
En el hotel son todos encantadores, un trato maravilloso, un hotel limpio y cuidado hasta el último detalle... un lugar inolvidable, por supuesto cuando volvamos algún día por esos lares (y espero que pueda ser pronto), os aseguro que volveré a escoger ese hotelito.

Nos fuimos a dormir extenuados, era negra noche y no veíamos nada del paisaje.


Al despertar por la mañana pudimos contemplar toda la belleza del lugar y la verdad es que no nos defraudó.
Bajamos a desayunar, un desayuno muy completo, riquísimo y empezamos a pasear por el pueblo.





Fuimos a Os Teixois. Os Teixois es una pequeña aldea que dista unos 4 km del pueblo. Esta aldea basó todos sus ingenios en el poder del agua. Y aunque hoy en día sólo se activa para deleite de los turistas, podría seguir funcionando perfectamente.




A la hora de comer fuimos al Hotel Casa Paulino en el pueblo. Un amigo de Iván nos lo había recomendado encarecidamente, pues según él hacen la mejor fabada que puedas probar. 
La pinta de la fabada era estupenda, nuestras papilas gustativas saltaban y la acompañamos de un buen vino
De entrante escogimos paté de Cabrales ¡quitaba el hipo!
Desde luego no se si será la mejor fabada del mundo mundial como nos dijeron, pero... ¡estaba exquisita!




Esa tarde decidimos ir a Esquios, otra aldea cerca de Taramundi. Es un taller de forja todavía activo y en el que realizan las famosas navajas de Taramundi (de las cuales compramos dos). También tienen un museo donde se pueden observar objetos antiguos, desde sellos, hasta cunas, pasando por bicis...





Cenamos en el hotel, en el cual se come muy bien y dormimos como si no lo hubiéramos hecho en años.

Nos fuimos a la mañana siguiente, con pena, teníamos que seguir nuestro camino, pero el recuerdo de Taramundi siguió en nuestra mente y corazón, por eso considero que merecía que le dedicara una entrada entera en el blog.

viernes, 3 de julio de 2015

Luna de Miel atípica. Primera parte

Nuestra Luna de Miel fue un poco distinta a las que se suelen hacer últimamente. No cruzamos el charco, ni traspasamos ninguna frontera. No por nada, simplemente, porqué los dos ya habíamos viajado a varios países y llegamos a la conclusión que uno de los países por el que menos nos habíamos movido, precisamente era el nuestro.

Si que íbamos a la montaña e íbamos a la playa. Pero si quitábamos sitios muy concretos, conocíamos muy poco de España. Habíamos estado en Navarra y Zaragoza juntos, pero ya está. Probablemente, yo me había movido por España más que él y realmente, conocía muy poco.

Y como comer nos gusta mucho… ¿Qué mejor sitio para comer que España?

La idea era poner las maletas en el coche e ir donde éste nos llevara. Teníamos una ruta básica a seguir, con unos sitios concretos en algunos puntos que queríamos visitar, pero el resto fue surgiendo solo.


Empezaríamos bajando hacía el sur, pasaríamos por Lorca y Tabernas, tierra de mis abuelos y que yo no conocía. Pasaríamos 3 o 4 días por allí, cruzaríamos España pasando por las Castillas dirección a Galicia, luego pasaríamos por Asturias, Cantabria, País Vasco, Aragón y volveríamos a Cataluña.

Así que...
Hicimos maletas, llenamos el coche y nos fuimos a nuestra aventura.

Fuimos bajando el Mediterraneo, pasamos de largo Valencia y Alicante e hicimos nuestra primera parada en la Manga del Mar Menor.


Vista desde el Hotel

Buscamos hotel para pasar la noche y como era nuestra primera noche, merecíamos una buena habitación, así que escogimos la Suite.  El hotel en concreto era el Hotel Las Gaviotas, Iván dijo en recepción que éramos recién casados y nos subieron una botella de cava. Al ser Diciembre había pocos huéspedes y la verdad es que estuvimos de vicio. Por la noche fuimos a cenar a La Tasca Tío Andrés, Iván se comió unos caracoles que todavía no ha olvidado...







A la mañana siguiente fuimos a ver El Faro de Palos. Actualmente el faro es un mirador y todo el paisaje que lo envuelve es digno de ser visto. Pasamos todo el día por la zona y por la tarde nos subimos al coche en dirección a Mojácar.




Mojácar fue nuestro campamento base para los días que íbamos a pasar por Almería y Murcia. Es un pueblo precioso de costa. El pueblo en si es muy pintoresco, muy mediterráneo, con casitas blancas. La zona que bordea el mar, es la zona donde están la mayoría de hoteles y restaurantes, imagino que en verano debe estar a rebosar de gente, como Salou o Lloret de mar, pero en las fechas que fuimos había poca gente y lo pudimos disfrutar de otro modo.


Nos instalamos en Hotel Puerto Marina. El hotel se compone de apartamentos con comedor- cocina, baño, habitación y una espaciosa terraza.

Esa misma tarde fuimos a visitar el pueblo, es muy bonito y de algún modo me recordó un poco a Ibiza. La verdad es que el resto de días disfrutamos poco de Mojácar, llegábamos por la tarde- noche. Eso si, esas tardes-noches fueron muy divertidas, nos proporcionaron el ocio que necesitábamos y aunque no hicimos cosas excepcionales, recuerdo esos instantes con una gran sonrisa. Íbamos a un local llamado Ozone Bowling Mojácar y jugábamos a los bolos y a algunos videojuegos. Y si no, nos quedábamos en el hotel, veíamos el espectáculo que había y jugábamos al Bingo con el resto de huéspedes. De hecho, ¡Iván hizo un Bingo! creo que fueron 17 €...



El primer día instalados en Mojácar fuimos a Lorca, la tierra de mi abuela materna. Mi mente se lo había imaginado distinto, quizás por las fotos familiares que tiene mi madre en casa las cuales deben tener 30 años, por lo que habrá cambiado notablemente. Recorrimos la ciudad y finalmente fuimos al castillo. Tuvimos mucha suerte, pues resulta que esos días era la tradicional matanza de chato murciano y por muy poco dinero comimos unos buenos jamones, morcillas, ensalada murciana y....mmm... lo recuerdo y se me hace la boca agua...

Ese mismo día también en el castillo se hacía un espectáculo de cetrería y lo pudimos ver.

Al día siguiente fuimos a Tabernas, el pueblo de mi abuelo materno. El pueblo en si es pequeño, pero seguro que a algunos os sonará el nombre. Seguro que si, pues en Tabernas se encuentra Fort Bravo, lugar donde se rodaron bastantes espaguetti-western. Incluso hoy en día se ruedan algunos videoclips, cortos...
En el poblado hacen un espectáculo del Oeste muy logrado y vale la pena verlo. Mientras estás  allí tu mente se traslada a otra época y otros lugares, visita muy recomendable.


Al día siguiente, nos montamos en el coche con la intención de atravesar España e ir al norte...


martes, 16 de junio de 2015

Nuestra boda

Para los que ya os habéis casado y fue un día feliz, ¿qué os voy a explicar que no sepáis?

Es un día lleno de emoción, desde la noche anterior cuando te acuestas, hasta al final del día propiamente dicho. Me fui a dormir a casa de mis padres e Iván se quedó en nuestro piso. En mi dormitorio (en casa de mis padres), tenía colgado el vestido. No podía creer que fuera verdad. ¡Era mi vestido! Para mi sorpresa, dormí toda la noche.

En la espalda llevaba una "bijou" de Ines de Castilho


Me desperté con mucha energía. Un desayuno rápido y a la peluquería. 
Nos peinaron y maquillaron, a mi madre, mi mejor amiga (que es como una hermana) y a mi. 
Volvimos a casa de mis padres, me vestí ¡qué complicado ponerse un vestido de novia! Que si los corchetes, que si las mil capas... Menos mal que tenía a mi madre y mi cuñada allí para ayudarme.







Mi sobrino Joan, era mi padrino. Me leyó una poesía muy hermosa y me dio el ramo. El cual, previamente, yo misma había encargado en la web de Blanca Blanco. Era un ramo de peonías de tela blancas con broches, quería tener un ramo que durara para siempre y un ramo de tela cumplía esa misión.




Fuimos hacía el restaurante.
Teníamos un poco de miedo, pues una boda el 1 de Diciembre, podría ser un desastre por las condiciones climatológicas. Si la noche anterior hubiera llovido, podría haber barro, también  podría haber nevado…Eso dejaría un paisaje de cuento, pero lo complicaría todo.
Tuvimos suerte y hacía buen día. Mucho sol y muchísimo frío, pero un día precioso.
Al llegar al Restaurante, todo estaba muy bonito. Entré a la carpa del brazo de mi padre. Ir del brazo de mi padre, hacia ese momento, fue emocionante, sentía a mi padre, agarrándome fuerte, protector. Y si hicimos el pasillo rápido fue porqué al salir del coche, el frío nos congeló las ideas.

Vi a Iván al final del pasillo, allí esperando. Estaba muy guapo, muy elegante, al menos para mi.  Él llevaba un traje que había escogido con su madre, pero nadie más lo había visto previamente. Él quería que fuera una sorpresa, como el vestido de la novia. Lo único que sabía del traje es que era de la empresa Protocolo y porqué el hermano de mi amiga antes nombrada, trabajaba para ellos, diseñando las tiendas (si no recuerdo mal).
Llegamos a la altura de Iván y allí me quedé hasta que el alcalde nos dijo que nos sentáramos.

Empezó la ceremonia civil.

Una vez allí sentada, nos dimos cuenta de algo muy importante: mi hermano, que era el testigo y sus hijos, portadores de los anillos… ¡NO HABÍAN LLEGADO! Llegaron corriendo, mientras Iván hacía un discursito para hacer tiempo. Se habían perdido, cosa curiosa, pues mi hermano que era el pastelero, había llevado el pastel esa misma mañana al restaurante. Pero bueno, pequeño detalle que se solucionó rápido.

La ceremonia fue sencilla y bonita, hubo gente que me preguntó si había sido un paripé, es decir, si realmente nos casamos ese día o nos casamos días antes. Nosotros nos casamos ese día, delante de todo el mundo, fue una de las cosas que me gustó del restaurante: ERA REAL. Había otros restaurantes que te hacían una ceremonia falsa con actores. No fue nuestro caso, a nosotros nos casó el alcalde, es la ventaja de casarse en un pueblo pequeño.

Finalizada la ceremonia, se inició la sesión de fotos para nosotros y el vermut- pica pica- picoteo (o como queráis llamarlo) para los invitados y posteriormente, la comida.

No se si la gente lo pasó muy bien o no. La gente siempre dice que lo pasa bien, aunque a veces no es cierto. Pero nosotros intentamos hacer una boda entretenida y simpática.
Nuestros amigos hicieron lo propio por nosotros también. Nos hicieron bailes, incluso, gente que casi no se conocía, se puso en contacto, para idear un baile todos juntos. Fue muy divertido.


El pastel de mi hermano… espectacular y buenísimo. Mi hermano tiene una pastelería en Rubí, DIC BO. Hace pasteles y caterings para empresas, había sido profesor del Gremio de Panaderos de Barcelona y no es por alardear, pero es realmente bueno. Iván y yo no teníamos ninguna duda, celebráramos donde celebráramos la boda, el pastel nos lo haría él.


Y el baile, lo que suele ser un baile… te diviertes o no, en función de tu cansancio, si te gusta la música... Lo abrimos los novios y se añadió quien quiso.
Lo que si faltó, fue el baile con los padres. Les hicimos detalles, tuvieron su momento con nosotros, pero no se, todos los nervios, toda la emoción, no se como… no acabé bailando con mi padre… pero yo lo amo igual y ¡él lo sabe! 

Llegamos a casa… No fuimos a ningún hotel, ni nada. Queríamos estar en nuestra casa. Él me cogió en brazos y me entró por la puerta. Nos quitamos la ropa y fui incapaz de quitarme todas las cientos de horquillas del pelo, algunas quedaron en mi cabeza y me las quité al día siguiente… solo quería dormir… vamos… ¡una noche de bodas de lo más excitante! ¡Estuvimos durmiendo!

Así empezó nuestra luna de miel… Atípica, como todo en nosotros, pero luna de miel al fin y al cabo.


lunes, 15 de junio de 2015

¡Me iba a casar!


Empecé a mirar vestidos de novia con las mejores consejeras: mi madre y alguna de mis tías. Si, esas que si te queda algo feo, te lo dicen rápidamente.

Había una tienda de vestidos de fiesta en mi ciudad, Bohemia, la cual me habían aconsejado. 
Suelo ser muy rápida en mis decisiones en cuanto a ropa se refiere. Así que el primer día que fui a probarme vestidos, encontré el que sería el mio.. 
Me probé todos los que tenían en la tienda, me gustaron varios… Pero cuando me probé el que finalmente me quedaría, sentí una tremenda emoción, me miraba al espejo, era mi vestido. Recuerdo que tocaba la tela y sólo tocarla ya sonreía… Me imaginé a mi misma, en ese vestido, en mi día especial y sentí felicidad. Mi corazón decía que ese era mi vestido. Mis consejeras estuvieron de acuerdo. 
Y aunque el vestido era de la temporada anterior de Luna Novias, le costó a mi madre un buen dinerillo. Pero bueno, es una vez en la vida...

Desde Junio, estuvimos preparando algunas cositas... Las invitaciones, los detalles para los invitados…

Lo más problemático sin duda, fue decidir los invitados. Lo teníamos muy claro, queríamos una boda entre 100-110 personas como máximo. Así que, a los invitados de compromiso, ni siquiera los invitamos. Si, ya sabéis lo que quiero decir, esos compromisos de tus padres, tu madre viene y te dice:
-“Tienes que invitar a Fulanita de tal, nosotros fuimos a la boda de su hija hace 7 años”
- “¿y cuantos años hace que no la ves?”- respondía yo
- “cinco” contestaba ella
- “Pues no está invitada”
Mi madre se enfadaba y decía que tenían que venir, yo le explicaba que nosotros no queríamos eso, queríamos conocer a todos los invitados. Y si no los conocíamos los dos, al menos unos de los dos tenía que conocerlos. Mi madre, me decía:
- “pero si la viste un día”
- “Eso no es conocerla”
- “No te preocupes que los invitados de mi parte los pago yo”- contestaba ella enfadada.

Y yo le explicaba que el tema no era por pagar o no pagar, era que no queríamos ese tipo de compromisos. Queríamos una boda con una cantidad normal de gente, no una cantidad estratosférica. Queríamos sentirnos cómodos. Además fueran invitados de mis padres o no, los íbamos a pagar nosotros igual. Así que, como íbamos a pagar nosotros, nosotros decidíamos.

Pasaron los meses, estábamos muy felices, nerviosos pero felices.

Y entonces, en Octubre, tuvimos un mazazo, no voy a entrar en eso, porque es muy personal y nos hizo mucho daño. De hecho, lo estuvimos arrastrando hasta prácticamente Septiembre del 2013, aún con consecuencias hoy en día (y eso que ya estamos a mitad del 2015). Fue un problema relacionado con el trabajo.
Imaginaros, a dos meses del día más feliz de tu vida. Tienes un problema importante. Iván fue entrando en una depresión y voy a dar gracias siempre a la boda, porqué eso fue lo que durante un tiempo le ayudó (nos ayudó) a seguir. 

Como casi todos los detalles los hicimos a mano, él hizo una parte importante del trabajo... Si que en su estado hacía alguna travesura, como por ejemplo:
Un día, compramos un paquete grande de Lacasitos, para poner en los detalles y cuando llegué de trabajar no quedaban (se los había comido todos esa noche). Pero en general, Iván tenía ideas y hacía parte de los detallitos :) 

...Fue pasando el tiempo y llegó el día...